Día 1: Empieza el juego
Querido ACA diario:
Hoy hemos empezado el día con una ruta hasta el pueblo de Bulnes (de abajo). Hemos tenido mucha suerte pues no había demasiada gente y el clima nos ha acompañado. Por el camino, hemos visto mucha fauna como babosas, rapaces, paseriformes, córvidos, lepidópteros, cabras y vacas. También hemos distinguido la diversa flora, muy común en esta zona, como las "quitameriendas". Si queréis saber más sobre esta planta mejor preguntadle a Felipe.
Tras la ruta, hemos hecho el primer muestreo del voluntariado en la altura media del río Duje. En dicho muestreo solo hemos hecho el análisis fisicoquímico. La cercanía con una planta de biogás generaba un olor interesante del agua y por esta razón no hemos considerado adecuado realizar el resto de análisis.
Después hemos visitado el bonito pueblo de Sotres y allí hemos comido en el mirador de los Jorcaos o plaza de la república con espectaculares vistas.
Tras un breve café hemos vuelto al rio Duje y en esta ocasión hemos realizado el muestreo completo (macroinvertebrados, fisicoquímicos y caudal). Nos ha llamado especialmente la atención la abundante presencia de efímeras, y tricópteros. Sin embargo, la presencia de odonatos y dípteros era escasa.
Una vez terminado el muestreo hemos vuelto a casa y hemos desinfectado todo el material utilizado para evitar posibles contaminaciones de un río a otro.
Hemos concluido el día con una fabada asturiana, queso cabrales, una deliciosa tarta de la abuela y una buena piedra en el bolsillo que me hace escribir este primer día nuestro querido diario.
Día 2: En busca de los Quebrantahuesos
Querido ACA diario:
Vamos con el segundo día del voluntariado.
A primera hora tuvimos una cita con Javier en la fundación para la conservación del Quebrantahuesos quien nos sumergió en el proyecto de reintroducción del quebrantahuesos en Picos de Europa e hizo que nos enamorásemos de Galana y su fascinante historia.
Corriendo llegamos a la cita con su compañero Jose Carlos en busca del quebrantahuesos y aunque ese día estaba tímido, en su lugar llegaron cientos de buitres leonados. Jose Carlos nos dio algunas claves muy útiles para la identificación de aves y además nos recomendó el cocido lebaniego que más adelante os contaremos si hemos conseguido acabarlo.
Continuamos el trayecto con la visita a los Lagos de Covadonga donde comimos tranquilamente disfrutando del paisaje y cogimos fuerzas para el muestreo diario.
En esta ocasión, muestreamos por última vez el Río Cares, en su punto más bajo (junto al funicular de Bulnes). Como ya teníamos cierta destreza, y como el sol ya se estaba viendo, realizamos este punto sin ningún contratiempo y con tiempo para llegar al hostal con luz. Acabamos el día en uno de los restaurantes típicos de la zona degustando una deliciosa gastronomía y escuchando la música tradicional.
Día 3: De valle en valle
Hoy el día empezaba con madrugón. Quedaban muchos kilómetros por delante, con cambio de pueblo incluido. Por lo que, tras cargar la furgo, dejamos atrás Arenas de Cabrales e hicimos nuestra última parada asturiana en Cangas de Onís para coger el resto de coches con los que iríamos a Cordiñanes.
En este pequeño parón, la batería del coche de Mónica quiso ponerle algo de suspense al asunto, pero nada que un poco de colaboración entre viajeros no pudiera solventar.
{Consejo del día – Si alguna vez os quedáis sin batería en el coche y encontráis a alguien con una camper van, ¡no lo dejes escapar! Jajajaj}. Ya con los problemas técnicos solucionados, tomamos dirección sur, quedándonos embobados con las vistas en el Desfiladero de los Beyos.
En esta mezcla de bosque atlántico y quebrados rocosos pasamos de Asturias a León, pero incluso entre tanta belleza, tras dejar atrás Oseja de Sajambre, pudimos ver la dura realidad que vivió esta zona hace unas pocas semanas. El incendio había teñido de negro valles enteros y transformado la realidad de pueblos como Caín, que dependen en gran parte de las rutas turísticas que pasan por la zona.
Al menos, en medio de situaciones tan tristes como esta, pudimos escuchar historias de resiliencia y cooperación entre la gente de la zona, uniéndose primero para hacer frente a las llamas y posteriormente para intentar ahora sacar a flote sus emprendimientos ante esta nueva realidad a la que se enfrentan.
Por ello, nos unimos animando a todo el mundo a que continúe visitando la zona, ya que siguen existiendo muchísimos puntos de interés para conocer y así también apoyar a los negocios locales.
Después del primer muestreo en el río Cares y la visita a Caín, fuimos al Centro de Visitantes de Posada, donde Mar nos explicó algunas de las iniciativas que desarrollan en el parque.
En este punto, la “Piedra del destino” se cobró otro par de víctimas, poniéndonos alerta para el final del día.
Con el último muestreo hecho, llegamos a la tan esperada cena en El Tombo, donde nos quedaríamos el resto de los días. Esta cena marcaba el paso de la fabada a los famosos cocidos leoneses, así que, ¿qué podría salir mal?
Lamentablemente, lo que salió mal fue que el destino (en forma de piedra) eligió, por segundo día consecutivo, a uno de los monitores para escribir el diario ese día.
Muchas gracias por la idea de incluir monitores, Nerea, nos ha salido redondo.
Al menos el arroz con leche me endulzó el final de la cena y me inspiró para escribir el diario.
Cerramos el día con una ruta nocturna en busca de anfibios e insectos mientras intentábamos descifrar los acertijos imposibles de María.
Día 4: El cocido interminable
Comenzamos el día con un largo viaje en coche en el que pudimos observar con nuestros propios ojos la devastadora imagen de los incendios del pasado verano. Durante el viaje los voluntarios también nos metimos con Batman con la frase del día "Batman solo tiene mucho dinero y una depresión", justo después de haber observado corzos cruzando la carretera. Tras esto, llegamos a Fuente De, donde hicimos una ruta circular sencilla de unos 6 km para descubrir el Monte Quebres.
Después de la ruta comenzamos los muestreos y como ya llevamos una buena práctica, hicimos los 2 muestreos del día en el río Deva para ir a comer a uno de los mejores restaurantes de la comarca Lebaniega, el Nevandi, del cual salimos todos rodando y poniendo a prueba nuestros límites. Cuando pensábamos que no podíamos comer más, nos preguntaron si queríamos unos “tontos”, el postre típico de la zona. Es como un bollito parecido a las torrijas y con un toque de sabor a arroz con leche. El caso que tuvimos que comernos un tonto.
Tras terminar de comer nos fuimos a hacer algo de turismo a Potes y por supuesto, a bajar la comida.
Ya de vuelta a Posada de Valdeón nuestro Dj de confianza Molaye puso unos temazos que con la niebla del camino hizo un viaje muy divertido.
Día 5. Voluntariado en el voluntariado
Empezamos el día con una visita al Chorco de los lobos, donde pudimos ver como gestionaban la presencia del lobo en aquella época y como ha repercutido desde entonces. Tras una explicación bastante detallada, y hasta una recreación donde nos echamos algunas risas, proseguimos el día en el centro de visitantes de Picos de Europa con una actividad colaborativa con los chicos de "entremontañas" para ayudar en colocación de pegatinas ultravioletas en los cristales, las cuales impedirán la colisión de las aves.
Después de un picoteo y un breve descanso, nos desplazamos hasta el río Cares, donde realizamos los ods muestreos diarios. A estas alturas del voluntariado, hemos recopilado datos suficientes como para ir observando un cambio en los parámetros, lo cual nos hace pensar que quizás el incendio este repercutiendo en el estado de los ríos. Para finalizar el día no podía faltar una buena caminata siguiendo el sendero que lleva al pico Jermoso donde pudimos contemplar el atardecer entre majestuosas montañas. Para terminar bien el día, María,Carmen y Mónica nos tenían una sorpresa… Un Quizz de lo que habíamos aprendido durante el voluntariado, con preguntas de todo tipo.
Aunque ganó una de las monis (jugaba con ventaja y el otro moni estaba lento…) lo disfrutamos un montón y nos echamos unas buenas risas con las preguntas.
Día 6: Las gallinas
Como en toda gran aventura, ha llegado el momento de ponerle un cierre. Acompáñame en este último día de voluntariado visto a través de los ojos del voluntario modelo.
Comenzamos la mañana con un buen desayuno y unas galletitas que estaban de locos. De camino al centro de interpretación de La Fonseya (Oseja de Sajambre), paramos en un mirador donde, después de unos cuantos intentos, logramos sacarnos unos fotones con la cámara de Felipe. Tras la visita al centro de interpretación de los Picos de Europa, hicimos un punto de muestreo en el Río Sella, que aunque el sol empezaba a calentar, en la sombra todavía tuvimos que ponernos los abrigos y los guantes para muestrear.
Tras este muestreo tan fresquito, nos dirigimos a Soto de Sajambre para realizar la ruta a Vegabaño. Durante el trayecto, Nerea nos enseñó a identificar diferentes especies vegetales del bosque. Además, pudimos escuchar diferentes cantos de aves, sobre las cuales Jorge nos contó muchas curiosidades.
Al final de la ruta, paramos en el Refugio de Vegabaño, donde nos comimos nuestros bocadillos. Lo mejor de todo es que estábamos muy bien acompañados: unas increíbles vistas, cuervos, un gatito y una familia de gallinas. Ya de vuelta en la ruta, pasamos de ver hongos y arañas con Ismael a rememorar todos juntos los mejores realities, programas de radio y películas de la infancia.
Una vez acabada la ruta, nos dirigimos al último punto de muestreo en el Río Sella. Tras dos horitas de análisis químicos, físicos y biológicos finiquitamos los muestreos de este voluntariado. De vuelta en el albergue desinfectamos el material y le dimos un lavado a la “ACAneta”. Finalmente, llegó la hora de nuestra merecida cena y, tras los amados postres, estuvimos jugando un poco al UNO con unas variaciones de Felipe, que le dieron un plus de diversión espectacular. Y cuando parecía que nos íbamos al sobre, Carmen, María y Mónica nos sorprendieron con una yincana súper divertida con la que nos echamos unas buenas risas (y carreras).
Ya finalizando el día, una mezcla de nostalgia y satisfacción nos acompañaba; sabíamos que estábamos viviendo los últimos instantes de una experiencia que no se repetirá igual. Solo sé que detrás de estos seis días de muestreo hay mucho más que horas de trabajo, para mí son una mezcla de muchos aprendizajes, conversaciones, hermosos paisajes, sonrisas, y muy buenos recuerdos.
Hasta luego, querido diario.