Otoño en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama
Día 1. Un buen comienzo
Amanece el primer día en Valsaín listos para la primera jornada completa del voluntariado.
Durante el desayuno ya se definen los roles de cada uno en la cabaña de los chicos: el que desayuna sin camiseta, el que lo hace en pijama y el que está totalmente preparado con botas y gorro.
Tras reunirnos en el porche por primera vez partimos andando hacia el centro de montes, donde nos esperaba Álvaro. En un camino cercano Álvaro nos explicó el proyecto que estudia la degradación de los caminos en el entorno del parque nacional de Guadarrama, y también, hicimos un breve ejercicio práctico al que más adelante dedicaríamos una de las jornadas.
Después de estar con Álvaro intentando calcular a ojímetro la pendiente de un camino y con las manos a la espalda cual jubilados mirando una obra, llegó la hora de tocar madera.
Hicimos una preciosa visita guiada al antiguo aserradero de Valsaín, donde pudimos atisbar el pasado de este pueblo maderero y las grandes máquinas de hierro y fuego de la época industrial.
Continua nuestro día didáctico visitando el Centro Nacional de Educación Ambiental (CNEA para los amigos), un edificio bastante pintoresco donde nos mostraron personalmente la biblioteca, con una gran colección de ejemplares dedicados a la naturaleza, geología, fauna y flora de toda la península ibérica. También, aprovechamos esta visita para visualizar en una gran maqueta del parque los que iban a ser nuestros itinerarios los próximos días del voluntariado.
Tanta visita y explicación nos abrió el apetito, así que paramos a coger fuerzas antes de nuestro primer muestreo.
Rodeados de juguetones terneros nos pusimos por primera vez los vadeadores y patos al agua. Quién iba a decir que en un pequeño arroyo íbamos a encontrar tanta vida, desde nuestros queridos macroinvertebrados hasta un pez y un cangrejo que querían formar parte del muestreo.
Tras la primera lección sobre muestreos concluida exitosamente, decidimos aprovechar las pocas horas de luz que quedaban dando un paseo por la senda de las pesquerías reales junto al río Eresma, donde además de apreciar el río, vimos una gran estructura pensada para que los peces puedan remontar el río salvando la pequeña presa llamada Salto del Olvido.
Al anochecer las ganas de visitar a Dani (un individuo único en su especie) iban aumentando exponencialmente, así que dejamos el material desinfectado, y los utensilios del muestreo también, y nos fuimos a cenar.
El día acaba entre humeantes platos, el pan recién hecho, alguna copa de vino, todos comiendo, anhelando dormir e intrigados por los postres.
Día 2. Siguiendo el protocolo
Hoy hemos madrugado más que ayer, y a las 8:30 ya estábamos todos en la calle cargando el material para comenzar la jornada. Mientras cargábamos la furgoneta, Sergio se pegó con el vadeador en los huevos y Gus se autoescupió en el hombro. Al rato, calle abajo vimos subir corriendo (y con mucha motivación) a Pipe y Sergio (no corrieron demasiado, pararon en seguida).
Nuestra primera parada del día fue en un lugar llamado Boca del asno, que a primera hora se veía totalmente vacío, pero a partir de las 12 nos dimos cuenta de lo mucho que se podía petar de gente aquello. Comenzamos haciendo las mediciones de erosión del suelo (pasión de erosiones) en la ruta roja/azul y terminamos las mediciones en la azul (haciendo una especie de 8).
A lo largo de esta primera parada, vimos muchas setas (MUCHAS), unos chinos con guantes (se sugirió que estaban recogiendo basura, aunque posiblemente estuvieran recogiendo cosas para comer), varios insectos super chulos (ortóptero ensifero y un coleóptero metalizado muy guapo) y también surge la idea de montar una especie de baile fácil y de los 2000. ¡Ah! Sergio nos deleita contando el súper chiste conejero de Arguiñano.
Terminadas las mediciones, vamos al Centro de Visitantes donde Lucía nos pone varios videos y nos explica diferentes paneles de flora y fauna del Parque Nacional de Guadarrama. Una vez salimos del Centro de Visitantes, nos comemos unos bocatas en el chiringuito del parking de Boca de Asno, para ahorrar tiempo y continuar con los trabajos programados para el día de hoy.
Ahora nos toca hacer los muestreos en el río, y cargamos con todo el material (las putas mochilas pesan un huevo) y volvemos hacia el río del paraje de Boca de Asno.
Esta vez se nota que los trabajos van mucho más fluidos que ayer y la verdad es que mola bastante. Cómo el sitio está a reventar de familias (domingueros) la gente al vernos hacer los muestreos se acerca a cotillear y a preguntar qué es lo que estamos haciendo. Mónica les cuenta un poco la película y la gente flipa en colores (adultos y niños).
Una vez hemos sacado los macroinvertebrados y hecho las mediciones fisicoquímicas del agua, recogemos los bártulos y nos vamos a la segunda toma de muestras. Saliendo del parking de Boca de Asno vemos a un cerdo de dos patas mear en la pared del chiringuito.
El segundo punto de muestreo se encuentra en la Granja. En el punto donde vamos a dejar aparcada la furgoneta, nos encontramos con un señor con "cara de mierda" que nos mira fijamente y Mónica dice que tiene miedo. Esta le enseña el papel que nos permite aparcar en el parque nacional y se acerca a la ventanilla de la monitora. Se intercambian unas palabras y el tío se pira (no entendemos demasiado bien lo que dice). A lo lejos, observamos (observo) lo que parece una gran rapaz descansando sobre el suelo, cuando nos acercamos, es un maldito matojo con "forma de pajarraco".
En este segundo muestreo volvemos a rotar los voluntarios, haciendo trabajos que aún no hemos hecho y en la muestra de macroinvertebrados sacamos varios cangrejos (uno más grande y otro más pequeño) que volvemos a liberar en el río.
De vuelta hacia la furgoneta, se propone hacer una salida nocturna después de la cena para intentar encontrar salamandras y otros bichos nocturnos.
Durante la cena, seguimos estrictamente el protocolo y el segundo plato es secreto.
Cogemos los frontales y linternas y nos dirigimos a Valsaín a hacer la ruta nocturna juntos al río. Sandra encuentra varios objetos ciertamente perturbadores: una muñeca, un zapato en el agua y una rosa blanca dentro de una oquedad en el árbol. Además de esto, pocos bichos observamos, tan solo: babosas, típulas, arañas.
Día 3. Se abre el telón
Hoy el día empezaba tempranito y con la furgo cargada en dirección a Peñalara.
En el centro de visitantes subiendo a las lagunas pudimos ver algunos sapos parteros, en su proyecto de recuperación.
La subida estuvo bien provista de chistes de "se abre el telón", fue una subida interesante 🤣.
Estuvimos después un buen rato descansando alrededor de la laguna. Momento justo en el que Gustavo alcanzaba su evolución final a “Rey mariquita” haciendo de imán de todos las Coccinellas de alrededor.
Después de un rato en las lagunas Gus decidió sacar tu Carba montes interna para subir y bajar corriendo del Refugio Zabala. En la bajada de vuelta Sandra encontró un Picromerus bidens que decidimos renombrar Chinchafar inspirándonos en las hombreras de Jafar de Aladdín.
Después del último muestreo completamente sumergidos en el bosque, nos fuimos a dar un paseo por los jardines de La granja de San Ildefonso donde por fin conseguimos ver un Tritón jaspeado (uno vivo y uno muerto).
Justo intentando buscar la salida de los jardines Sergio fue pillado desprevenido por un ejemplar de Pijiticus influencerins. El ataque dejó a Sergio desorientado y semi obligado a tomarle una sesión de fotos (semi porque él también se dejó hacer 🤣), el encuentro termino con un cuestionable toque de mejillas.
Finiquitamos el día con una sopa castellana de las que quitan el hipo y el frío de una cucharada.
Pd. Confirmamos que Sergio sigue bien después del encuentro con la Pijiticus, los traumas psicológicos podrán ser evaluados solo dentro de unos meses.
Día 4. Nabuco para todxs
El lunes pusimos rumbo hacia Alameda del Valle, un pueblito situado a los pies del valle del Lozoya, colindante a Rascafría, en el cual fuimos a realizar un muestreo en el río Lozoya. La ubicación y el día soleado hicieron del punto una vista de ensueño.
Después de realizar tan formidable tarea, nuestras anatomías requerían de alimentos, así que nos dirigimos a la gasolinera del pueblo para reponer fuerzas. De ahí seguimos al super para comprar víveres que después consumiríamos en cierto lugar el cual es aún temprano para desvelar.
Seguidamente, atendimos al encuentro de Ángel y Juan, técnico y director del centro de recuperación de anfibios. Me quedó claro que en aquel lugar había muchos proyectos en potencia, y aún más fueron los que ya terminaron. Llamó mi atención un proyecto que trataba sobre la diferencia de medición de la precipitación de lluvia dependiente a la altura en la que se coloca el pluviómetro. Ángel nos mostró también una sala dónde se nos contó la historia de lo complicao que es criar salamandras pa que luego se mueran todas.
Momento mención especial a la perra más bonita del voluntariado, Niebla la san Bernardo, un trocito de cielo venido de la finca de al lado del centro.
Fuimos a las presillas a comer unos bocatas comprados en el super, estaba vacío, se nota que era temporada baja, a los patos les hizo mucha ilusión vernos aparecer, pero al ver que no les dábamos ni la hora se enfadaron un poco. Luego café, helao y muestreo máximo al lado del centro.
Post-papeo nos dimos una vueltiña por el famoso Bosque Finlandés, el suelo estaba cubierto de un manto de hojas amarillas de chopo, la vista era bucólica como poco. Vista que aprovecharon dos enamorados para hacer su book de fotos de la boda. Al adentrarnos en el bosque los árboles con sus copas ocluían la luz del sol, lo cual daba un aura de misticismo a éste.
Aprovechamos para echarnos unas fotillos y endulzarnos los ojos previo al muestreo que nos quedaba por hacer al lado del centro de recuperación de anfibios. El cauce del río bajaba con la gracia y alegría de una locomotora S-100 de Renfe. Un cangrejo me mordió e Irene, en su eterna sabiduría y amor por la fauna decidió devolverlo al agua. Jamás lo olvidaré.
Volvimos a las cabañas a ducharnos y prepararnos para ir a Segovia. Una vez allí, Sergio decidió salir con gran dinamismo de la furgoneta, aunque se le olvidó calentar y las piernas no le hicieron mucho caso, lo que provocó que al levantarse su mente visualizase algo que su cuerpo no pudo seguir, esto hizo que diese un traspiés y su cráneo cogiese rumbo el adoquinado, situación que salvó con gracia y elegancia corrigiendo la trayectoria para realizar una voltereta que ni los ninjas warrior. Siguiendo el itinerario, decidimos dar una vuelta muy turística por la ciudad, vimos el acueducto, la catedral y el Alcázar. Acto seguido fuimos a cenar a un sitio que lo único decente que tiene son las vistas. Espero les haya gustado síganme en youtube /limpito.
Día 5. Eso dijo ella
A las 8:30 después de desayunar, cogimos la furgo y nos dirigimos a La Finca en el término El Paular, tras saludar a la simpática y cariñosa perrita que vive allí, nos sentamos en el Piso Roble Melojo donde nos contaron sobre los aspectos botánicos de la Finca y nos pusimos a buscar bellotas de quejigo, con la intención de plantarlas, aunque no hubo éxito. Aun así, vimos un Mostajo de hojas amarillas y una formación de misomicotas. Hicimos una ruta donde vimos muchos nísperos, lepiota, huesos de ave, conseguimos ver corzos, entre otras cosas, pero seguimos sin encontrar ni una bellota para la plantación.
Nos tomamos un descanso en el río de la cantera junto al abedul, un espacio muy bonito donde además pudimos tomar muchas fotos y en el camino de vuelta para nuestro asombro encontramos las ansiadas bellotas y no nos fuimos sin dejar allí nuestra huella realizando la plantación.
Nos despedimos y fuimos a comer a un restaurante, allí nos repartimos las tareas para el siguiente muestreo y se empezaron a notar los nervios porque ese día en los muestreos nos acompañaría la revista iAgua para tomarnos unas fotos y documentar el voluntariado.
Después del almuerzo conocimos a Pablo y nos pusimos manos a la obra realizamos dos muestreos aquella tarde, pero ya teníamos experiencia y todo fue muy bien, nos tomaron fotos y las monitoras explicaron las actividades que realizábamos, nos hemos quedado con ganas de ver la publicación. En el segundo punto de muestreo el nivel de agua era más alto y los compañeros que se metieron acabaron con la ropa interior tendida en los árboles.
Durante el día nos reímos mucho repitiendo “eso dijo ella” y como cada noche no podía faltar protocolo, aunque sí que echamos de menos a Dani, nuestro camarero de confianza que tenía ese día libre.
Tras la cena fuimos a la cama para reponer pilas, pero algunos compis fueron a dar un paseo y nos dejaron en el grupo alguna historia para no dormir.
Día 6. Olor a SobacOAK
El día ha empezado tranquilo, pero ya se respiraba algo de nostalgia pues era nuestro último día de voluntariado. A nuestra hora habitual, las 8:30, todos estábamos subidos en la furgoneta y rumbo a la Pedriza. Durante el camino hemos ido escuchando nuestra ListACA de Spotify donde no podían faltar temazos rock y millennials.
Una vez en Manzanares hemos comenzado la ruta por la Pedriza.
Durante la ruta hemos ido subiendo por las caprichosas rocas y formas de la roca granítica de La Pedriza, pasando por el caracol, el elefantito y la foca. En las zonas de sendero estaba lleno de jaras, más altas que nosotros, por cierto, y ejemplares de Quercus (suber, ilex y pyrenaica). La ruta ha sido muy bonita y sorprendente, además de diferente a lo ya visto estos días en Guadarrama. Las cabras y los buitres leonados nos han ido acompañando gran parte del camino y dando espectáculo pues nunca te cansas de mirarlos.
La verdad que es un sitio único al que personalmente tenía muchas ganas de venir y todos hemos disfrutado de mucho la actividad.
Tras una buena ruta tocaba reponer fuerzas y hemos ido a comer al hostal de Manzanares donde hemos comido de maravilla con un ambiente muy montañero.
Tras comer y con las tripas bien llenas tocaba ir al arroyo de Matasalgado a hacer el último muestreo. Los voluntarios ya todos hechos unos profesionales del muestreo de río y muy bien organizados lo hemos sacado en menos de una hora. Destacar que ha salido un díptero gigante (horroroso según ha gritado Mónica) entre lo ya común del resto de días.
Para acabar el muestreo un bailecito Millennial para celebrar el trabajo bien hecho y vuelta a casa para una merecida ducha… eso sí, que no falten los temazos en la furgonetACA de vuelta.
Llegar a las cabañas, limpiar el material, ducha y a cenar a la Golondrina, nuestro restaurante de confianza estos días que nos ha nutrido y alimentado como reyes y reinas y lo que más nos gusta ver a nuestro camarero Dani, un chaval muy simpático y profesional que nos ha tratado genial y ha hecho de las cenas toda una experiencia siempre siguiendo el protocolo.
Y con esto acaba nuestra experiencia en PN Sierra de Guadarrama. Ha sido una semana muy intensa llena de aprendizajes, experiencias, risas, setas, botánica, fauna, ríos, paisajes…
Agradecida a las monitorACAs por preparar un campo tan completo y divertido y a mis compis todxs geniales donde ha fluido el buen rollo y el buen trabajo de campo.