Otoño en en el PN. de Ordesa y Monte Perdido

Día 1 (3 de septiembre): Bienvenida

Si los macroinvertebrados son indicadores de ciertas cualidades y estados de los ríos, la razón por la cual me ha tocado escribir el primer día del voluntariado en el diario es un indicador del porqué este voluntariado va a ser genial.

Arrancamos el voluntariado en Sabiñánigo; nos encontramos después de comer con Jaime y Dani y cogimos rumbo hacia Linás de Broto, en donde íbamos a hospedarnos los primeros días del voluntariado. Por casualidades de la vida veníamos en el mismo autobús las Silvias, Alba, Lucía y yo, dónde al bajar del bus tuvimos el primer contacto entre nosotras, y después mientras comíamos con Miguel, nuestro compi de voluntariado.

Ya una vez subidos todos los bártulos y personas en la furgoneta y de camino al hostal paramos en la cascada de Broto, una cascada rodeada de bloques de caliza con pliegues guapísimos.

El hostal se llama el último bucardo y hace honor a una especie de ungulado endémico del pirineo extinto hace unos años. Amador el propietario del hostal nos contó que el último ejemplar murió porque fue aplastado por un árbol, llegando así a la triste extinción de esta especie.

Después de instalarnos nos reunimos en el salón del hostal, dónde Dani y Sergio nos explicaron la dinámica del voluntariado, hablaron sobre la historia del parque nacional Ordesa -monte perdido y nos contaron también sobre las personas con las que tendríamos contacto durante el voluntariado.

Después de la charla proseguimos con el rito de la cena a las 20:30, hora peninsular (hora de los próximos ritos) donde disfrutamos de sopa y vino (cortesía de Amador).... Y después de la cena finalizamos el día con una caminata por el pueblo en el cual empezamos a buscar animales, siendo un jabalí, opiliones, arañas grillos, saltamontes, polillas, larvas de dípteros, plantas de zarzamoras, escaramujos y musgos los protagonistas del paseo.

A lo largo de todo el voluntariado vamos a jugar a pasarnos un totem, que no es otra cosa que una piedra que encontramos en la cascada de Broto. Esta piedra se pasará  de una persona a otra en el momento en que se le escuche decir la palabra agua. Quién finalmente se quede con esta piedra después de la cena, tendrá que redactar el diario de ese día, siendo a mí a quien me tocó el primer día de diario. Este juego es posible gracias al ingenio de nuestros monitores y al buen rollo que hay entre nosotros, que junto con los paisajes y con todo lo que vamos a aprender, se obtiene la mezcla perfecta para que este voluntariado vaya a ser memorable.

Día 2 (4 de septiembre): Primeros muestreos

 

Amanece en el “Último Bucardo” y nosotros empezamos el segundo día. Nos levantamos ilusionados por saber qué haremos y que veremos, además de ansiosos por ver que habrá de desayunar. Desayunamos, cogemos lo materiales y ponemos rumbo a “Cola de Caballo”. Allí además de apreciar las bonitas vistas, los monitores nos explicaron como serían los muestreos y como lo deberíamos hacer el resto de los días.

Mientras vamos de camino al primer punto de muestreo vemos marmotas y sarrios, ya con eso había merecido la pena ir. Una vez tomamos las muestras y los datos del primer punto de muestreo, nos paramos a almorzar mientras los Buitres leonados pasaban volando por encima de nosotros. Cuando terminamos de comer, descansamos un poco y nos fuimos a hacer el segundo punto de muestreo. Al finalizar, volvimos de nuevo al hostal, allí desinfectamos todo el material para el día siguiente, cenamos, nos duchamos y charlamos para conocernos mejor y coger fuerzas para el día siguiente.

Día 3 (5 de septiembre): Fernando y sus trampas

 

Segundo día en Ordesa, un parque que interesa por sus cumbres y pendientes. Tras disfrutar de una bonita estampa quedamos con Fer para poner trampas de topillo nival en varias zonas donde realizan el seguimiento anual, esperamos poder ver alguno en la revisión de mañana.

 

Y la verdad que Fernando merece un monumento por tanto conocimiento que lleva dentro, no le cabe ni en un memento, la aplicación que utilizan para registrar los estadillos de los muestreos. Es un fenómeno y se le nota, derrapando con el Toyota o cuando se alimenta de los frutos de los tejos. Pero también le gusta el drama y ahí nos contó la maldición de Chema y su rodilla maldita que se curó por una picadura de argiope.

En cuanto a la comida tuvimos un picnic de categoría un sándwich de atún exquisito acompañado de dos piezas de fruta bien maduras que hicieron las delicias de los voluntarios reclutas.

 

Por la tarde tuvimos buen tiempo, pasando el rato en el muestreo, con un día soleado y buenas risas. Una caminata de pocos kilómetros, en la que encontramos algún plecóptero y todo acabo con un rescate en helicóptero de un extranjero que se había perdido por el monte.

Al final se nos pasó el tiempo y no pudimos ir al centro de interpretación, así que fuimos al casco histórico del pueblo a coger fuerzas. Cenamos bien en cantidad y tras un paseo nocturno, nos fuimos a dormir para amanecer mañana bien temprano.

 

Día 4 (6 de septiembre): Sin suerte con el topillo

 

Por la mañana preparamos las maletas, desayunamos y nos fuimos al centro de interpretación de Ordesa en ese punto nos encontramos con Fernando, Pilar, Ana y Noemí donde fuimos hasta Otal en busca de topillo nival pero solo encontramos un Ratón de campo. En busca de más Topillo nival fuimos al punto del Valle Ordiso, pero no hubo ninguna captura.

Posteriormente, fuimos a comer a un puente del Parque Nacional. Una vez que terminamos, nos fuimos a la Garganta Escuain en el Barranco de Forcayos para estudiar macroinvertebrados, caudal y las propiedades físicoquímicos del río, pero nos encontramos con que no había caudal.

Finalmente, al acabar nos fuimos al nuevo alojamiento. En ese camino lleno de curvas casi vomita Miguel en el cual se replanteó si no había un alojamiento con más curvas en el camino, pero entre curva y curva nos encontramos con un corzo y un rayón. Poco tiempo después llegamos al alojamiento y probamos esa carne que tanto nos decían los monitores, una carne proveniente de su propia ganadería pero habrá que volver porque no me dio lugar para probar la carne de cabrito.

Día 5 (7 de septiembre): Rutas complejas

 

Para este quinto día, amanecemos en Lamiana disfrutando de un buen desayuno que nos de fuerzas para afrontar lo que viene. Nos despedimos de Javier y la familia de Lamiana y nos dirigimos a Escuaín.

Desde allí hacemos una pequeña ruta, pero con mucha inclinación, para llegar al punto de muestreo del día. En este punto encontramos grandes pozas que forma el río y le dan al lugar una belleza impresionante. También encontramos una rana pirenaica a la que pudimos fotografiar por un buen rato.

Tras finalizar el muestreo sin incidentes, nos disponemos a subir la gran cuesta que hemos bajado horas antes. Se consigue, aunque con bastante sudor, pero recuperamos fuerzas en el pueblo, con el picnic que nos preparan en Lamiana y disfrutando de las batallitas que compartimos y los juegos que proponen los monitores.

 

Tras esto vamos a Tella, a hacer la ruta de las ermitas, que discurre por tres ermitas románicas perdidas por el monte que tienen un ahora de misterio y brujería que hacen de este paseo un buen paseo para imaginarte como era la vida en la zona hace 200 años.

Al llegar a Lamiana cenamos y nos damos nuestra, ya rutinaria, ruta nocturna para bichear un poco más y terminar el día bien cansados, para llegar a la cama con ganas de descansar.

 

Día 6 (8 de septiembre): La surgencia del Yaga

 

Empezamos el día de buena manera, desayunando de cara al castillo mayor y con los tomates de la huerta de Amparo en Lamiana.

Cogimos rumbo a Escuain, dónde nos encontramos con Fernando, Pilar y Ana, todos ellos técnicos de Sarga.

El muestreo de este día se dedicó al rastreo de heces de micromamíferos acuáticos en el río Yaga,  de los cuales esperábamos encontrar principalmente de musaraña acuática.

Cogimos rumbo por un sendero que partía al lado del cementerio de Escuain; conforme comenzamos a descender por un camino  escarpado en una de las laderas del cañón, fuimos dándonos cuenta no sólo de la dimensión del lugar en el que estábamos, sino también de la belleza generada por las grandes paredes verticales del cañón que estaban acompañadas por la vegetación compuesta por boj, hayas, pinos, avellanos, fresnos, ruscos y rubia peregrina. En este cañón se puede observar la inversión térmica provocada por la retención de humedad en el mismo gracias a sus altas paredes verticales.

Una vez en el río comenzamos la búsqueda de las heces. Si bien las heces no fueron las principales protagonistas de la mañana, sí que lo fueron varios ejemplares de diferente edad de rana pirenaica y algún que otro tritón. Sí que encontramos heces de mirlo acuático y nutria.

Por la tarde continuamos el muestreo en las gargantas del Añisclo, un muestreo que fue relajado y con juegos con las piedras, nuevamente en un entorno natural espectacular.

Una vez terminadas las actividades de muestreo llegamos a nuestro dulce y acogedor hogar en Lamiana, dónde tras desinfectar el material (para evitar la contaminación de posibles enfermedades entre valles) y cenar la deliciosa comida de kilometro 0 nos fuimos a acostar con otro día más de aprendizaje, apantallamiento por paisajes y buen sabor de boca por la manera en la que nos estamos relacionando entre todos  nosotros y con el entorno.

 

Día 7 (9 de septiembre): Turismo por Aínsa

 

El día 9 ha sido el último día propiamente dicho. Nos levantamos pronto para ir al Ecomuseo de la Fauna, de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos en Aínsa. Esperamos un poco a que abriera y miramos los tres pisos, con maquetas muy guais y textos interesantes, que se distribuían según pisos de altitud. Después vimos un pequeño documental sobre el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, su importancia y sus increíbles especies. Luego, nos explicaron y mostraron las aves rapaces irrecuperables que había en el lugar: búho real, águila culebrera y quebrantahuesos y con las que se ayuda a repoblar en la distribución que tienen o han tenido estas aves.

Al salir, visitamos la Expoferia, el Centro de interpretación del geoparque y a un grupo de anillamiento que había en la zona y volvimos al coche.

Tras escuchar tremendos temazos en el coche llegamos al penúltimo punto de muestreo, en el río Bellós. Por el camino vimos muchísimas Pinguicula sp. y Petrocoptis crassifolia muy chulas. Comimos, charlamos y nos pusimos a muestrear ya. Kecas y yo, Alba, nos caímos con el vadeador y acabamos empapados.

Fuimos al siguiente punto en el río Aso, nos pusimos en marcha y, al final algunos de nosotros se dieron un baño y saltaron desde una cascada al río.

Al volver, cenamos, jugamos a algunos juegos, hablamos sobre cómo había ido todo el voluntariado y nos fuimos de ruta nocturna a la cueva de Arnaled, donde nos explicó Jaime el funcionamiento de las cámaras de fototrampeo y un dispositivo para grabar, escuchar e identificar los ultrasonidos de los murciélagos. También, él junto a Dani nos jugaron una broma acerca de la bioluminiscencia de la cueva y luego nos metimos hacia el interior, con pequeñas estalactitas, estalagmitas y arroyos dentro de la montaña. Volvimos y nos enseñaron el resultado de grabar los ultrasonidos de los murciélagos que había por el camino, para ya irnos a hablar y dormir en nuestro último día en la acogedora aldea de Lamiana y el espectacular voluntariado en el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido

Día 8 (10 de septiembre): Final

Como ocurre con los demás voluntariados, en el último día recogemos todas nuestras cosas y nos dirigimos a dejar a los voluntarios en diferentes puntos. Muchas despedidas y lágrimas por haber pasado unos días geniales y en buena compañía.

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