Día 1:
Los monitores, Jaime y Daniel, nos recogen en la estación de autobuses de Granada, lugar de encuentro establecido donde nos reunimos todo el grupo. Después de la recogida fuimos al centro de interpretación de Torla, donde conocimos a Fernando Carmena, técnico de Sarga en el PN, mientras nos íbamos haciendo una idea de que era lo que se nos avecinaban los próximos días gracias a la visita por el centro que acompaña Fernando con sus explicaciones. Allí conocimos entre otras cosas a la última Bucarda, Laña, los principales valores naturales del parque y cómo se gestiona. Tras esto, nos dirigimos a Lamiana, lugar en el que nos hospedaremos los primeros días, y conocemos a Milagros y su familia. Deducimos que vamos a comer bien y mucho.
Día 2:
Nos levantamos en Lamiana y observamos desde nuestra mesa las impresionantes vistas de la garganta de Escuaín y sus aves necrófagas. Increíble la cantidad de buitres, alimoches y quebrantahuesos que se vieron. Nos preparamos y nos vamos hacia el pueblo de Escuaín para muestrear por primera vez. Pensaba que me iba a costar ver Tritón pirenaico (Calotriton asper) y solo en este tramo de río vimos más de 10. Aprendemos a usar los aparatejos de fisico- químico, caudal y macroinvertebrados y, tras el primer muestreo intenso, nos vamos a comer al lavadero nuestro primer bocata entre charlas y risas. Después hacemos la ruta de los miradores, de fácil recorrido y que viene bien para bajar la comida, y al terminarla nos vamos a Tella para conocer las ermitas románicas que se conservan en el monte. Hay que resaltar que en este momento empezamos a creernos el mensaje de alerta del ministerio sobre el diluvio universal que se nos avecinaba, pero finalmente no cayó gota alguna. Bueno, en resumen, como primer día efectivo de trabajo ha sido muy completo y hemos podido apreciar los diversos rincones de Escuaín.
Dia 3:
6 am en Lamiana y los perros no se callan, al rato salgo sin poder conciliar el sueño y espero a que los demás voluntarios se levanten.
Comenzamos el día con prisas, yendo al Aparcamiento San Urbez, en el cañón de Añisclo a hacer primero un muestreo al rio Bellós, y después otro al Aso, en el primero he apuntado macros y…ojo que tarea tan dura, entre tanto cuadradito y las señas extraterrestres de Dani me siento como un descifrador de jeroglíficos (esto es lo mío). En el segundo nada muy distinto, solo que el caudal parecía una tarea imposible de realizar al tener que coordinar distintos aparatos al mismo tiempo.
Continuamos nuestro viaje, tras una breve pausa para comer, en la Garganta de Escuaín (algunos voluntarios nos tomamos una biodramina, porque las carreteras de montaña por las que pasamos son perfectas para un mareo después de comer) para muestrear el Yaga, hoy vamos con cierta prisa porque tenemos que llegar a cenar a las 20:30. Al llegar, la ruta es una bajada de gran pendiente que parece no tener fin. En este rio me toca meterme de Macros y me he calado entero. La vuelta al coche ha sido ardua, claro, tenemos que remontar todo lo bajado. Culminamos el día con un paseo nocturno tras la cena, ideal para ver la fauna nocturna que tenemos cerca sin darnos cuenta.
PD: la cantidad de bichos de los que ven y hablan es inconmensurable, admiro la pasión de estos chicos/as por la vida que nos rodea.
Día 4.
En el cuarto día vamos un poco más relajados. Nos levantamos en Lamiana y disfrutamos el desayuno, para más tarde acercarnos a Aínsa donde visitaremos el ecomuseo de la Fundación Quebrantahuesos y el Museo Geológico del Geoparque Comarca del Sobrarbe. El pueblo es entrañable y se gana la categoría de uno de los pueblos más bonitos de España. Tras haber disfrutado la mañana de visita cultural, comemos en Aínsa y nos ponemos en marcha para hacer uno de nuestros ya habituales muestreos.
Nos dirigimos al río Yaga, que va lleno de agua y muestreamos con bastante corriente. El muestreo se realiza, un día más, sin incidentes y podemos disfrutar de los paisajes, la calma y el paso constante de especies de aves de ribera típicas en la zona, como la lavandera cascadeña.
Regresamos a Lamiana para reponer fuerzas con la cena y darnos el, ya habitual, paseo nocturno, finalizando así un día más del voluntariado.
Día 5.
Para nuestro quinto día tenemos bastante ajetreo. Nos levantamos en Lamiana y hacemos las maletas, pues hoy, después de la comida, realizaremos el cambio de alojamiento. Con el maletero lleno de equipaje y material, nos dirigimos al último punto que hacemos en las vertientes orientales del parque. Tras un muestreo fluido (ya se nota la experiencia de días previos), comemos nuestro habitual bocadillo y tras esto, sin mucha pausa, nos dirigimos al Último Bucardo, alojamiento que nos servirá para los muestreos del valle de Ordesa.
Nos reciben acogedoramente, pero no tenemos tiempo que perder, vamos a por el primer muestreo en el valle más conocido del parque. Las vistas son impresionantes, y comprendemos ahora el por qué de que sea el lugar más visitado de este parque nacional. El muestreo es sencillo, un río ancho y con poca profundidad. Realizamos nuestra labor bajo la mirada de los curiosos que llegan al valle en el autobús habilitado y al terminar, volvemos a nuestro nuevo alojamiento para probar la primera cena que nos tienen preparada.
Día 6.
Empezamos nuestro día temprano y con dificultad por el cansancio acumulado, bastante notable en el silencio del desayuno.
No empezaríamos nuestra aventura tan rápido como pensábamos, pero sabíamos que el día iba a merecer la pena cuando solo al bajarnos de los coches para iniciar la ruta vimos nuestras primeras marmotas. No sería la única representación de la fauna de la zona que veríamos, sino que la rana y el tritón pirenaico hicieron su aparición estelar permitiéndonos observarlos sobradamente en distintas fases de desarrollo.
Las impresionantes vistas de cumbres, barrancos y torrentes nos acompañaron durante toda la mañana dejándonos ya totalmente claro que nos encontrábamos en un lugar único y privilegiado.
Después de comer, cambiamos de valle para hacer un nuevo muestreo esta vez en el río Arazas. No tardamos mucho en regresar al Último Bucardo dándolo todo con música de verbena en la furgo. Una noche intensa, siempre con un clima de confianza máxima. Una noche de unirnos más como grupo.
Día 7:
Amanecemos a las 8 y pico de la mañana, taciturnos y aún medio dormidos desayunamos y en menos de una hora estamos en la furgo, camino a la pradera de Ordesa. Como siempre, lo único que impide que nos durmamos en el camino son los temazos que suenan (a algunos ni siquiera eso les mantiene despiertos). Aparcamos y, tras "virconearnos" y presenciar el aterrizaje de un helicóptero de rescate, cogemos el material y comenzamos el ascenso. Destino: cola de caballo.
El camino no es muy técnico, pero si largo y ligeramente de subida, entre chistes y charlas vemos algunas de las especies emblemáticas del parque y en menos de cuatro horas, llegamos a nuestro destino. La repetición nos ha dado soltura y en menos de una hora conseguimos acabar el primer muestreo del día. Tras hacer un poco de educación ambiental, hacemos un descanso para comer, entre otras cosas, unos novedosos sándwiches de arroz. Tras un descanso reglamentario, nos levantamos y desandamos nuestros pasos hasta llegar al segundo punto del día, debajo de las gradas de Soaso. Bajamos con dificultad al río, y realizamos el último de los muestreos. Al acabar, volvemos a entretener a varias personas y finalmente hacemos el resto de camino de vuelta a la pradera. Nos volvemos a montar en la furgo, y tras dos paradas para tomar un helado y aprovisionarnos para la noche, volvemos al Último Bucardo. La última noche se pasa entre agradables charlas y con ánimo de que no se acabe el voluntariado.
Día 8.
El octavo día está reservado a hacer equipaje y poner rumbo a casa. Es un día de despedidas y de apreciar los buenos ratos que hemos pasado en grupo. Algunos voluntarios se quedan en Granada y otros vamos hasta Madrid, por lo que el grupo se va haciendo cada vez más pequeño, pero acabamos con buen sabor de boca, por haber disfrutado estos días en buena compañía y conociendo un lugar maravilloso.